Durante muchos años las multinacionales y sus cómplices, los gobiernos, utilizaron la publicidad y los componentes adictivos del tabaco para disuadir a la sociedad de que el tabaco era motivo de relación social, síntoma de madurez e incluso beneficioso para la salud.
De aquellos vientos vienen estas tempestades, Muchas generaciones han recibido este mensaje directo o subliminal aun yo ven imprescindible el tabaco como método de relajación o de relación social.
Finalmente los gobiernos no pueden asumir el tremendo coste sanitario que representa el tabaco y sacrifican el beneficio fiscal no por convicción, sino por que la factura sanitaria no compensa los ingresos fiscales.
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